"LA DONCELLA DE HIERRO"

 MÉTODO DE LA SANTA INQUISICIÓN
"LA DONCELLA DE HIERRO" 

Imagen 1: Doncella De Hierro
(Museo) 

Imagen 2: Descubrimiento de
La Doncella De Hierro
Imagen 3: Modificación de
La Doncella de Hierro
Según cuentan, la que fuera sobrina del príncipe de Transilvania y rey de Polonia por aquellos días, Istvan Báthory, tenía la creencia de que ingiriendo sangre humana obtendría la eterna juventud. Este supuesto maná debía proceder, preferentemente, de jóvenes vírgenes, por lo que comenzó con las que tenía más cerca, sus criadas. Antes de asesinarlas, las obligaba a mantener relaciones sexuales con ella, amenazándolas con mil y una formas de tortura. La muerte de las elegidas para el sacrificio no era dulce. Uno de los instrumentos preferidos de suplicio de Báthory era un artilugio conocido como la "doncella de hierro". 

Imagen 4: Primera Creación de
 La Doncella De Hierro
Por un tiempo, la condesa pudo mantener en secreto su sangriento capricho, pero cuando escasearon las doncellas, comenzó a organizar cacerías nocturnas para buscar más vírgenes. Y, entonces, el hecho llegó a oídos del emperador Matyas II y Erzsébet fue juzgada y condenada por brujería; una recurrente sentencia de la época, por otro lado, para quitar a alguien del medio. Esto ha hecho sospechar a algunos historiadores, que han contemplado la posibilidad de que los muchos enemigos políticos de la condesa hicieran correr tales historias con la intención de arrebatarle su poder.


"DONCELLA DE HIERRO". Así se conoce al artefacto de madera y metal con vaga forma de figura humana femenina que se usaba para torturar y ejecutar. Medía más de dos metros de altura, por lo que podía contener a un hombre grande.

Imagen 5: Mujer Virgen 
El verdadero peligro de la Doncella de Hierro, que semejaba un ataúd vertical con dos puertas que se abrían para alojar a los desdichados prisioneros, eran los afilados hierros ocultos en su interior. Esos punzantes y oxidados clavos estaban dispuestos de manera que se ensartaban en diversas partes del cuerpo –brazos, piernas, ojos, pene– en cuanto la doble puerta se cerraba, pero sin afectar a los órganos vitales, lo que alargaba horriblemente el martirio.


                               


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